Eres valiente cada mañana, al despertarte de nuevo y enfrentarte al día sin la certeza de saber lo que te aguarda.
Eres valiente porque te arriesgaste a conocer a alguien, a dejarte conocer y mostrarte imperfect@.
Eres valiente cuando sonríes a un desconocido un lunes por la mañana, con cara de sueño aún, porque si, porque ambos existís y te has dado cuenta en ese momento.
Eres valiente al acudir a una entrevista de trabajo y asumir tu necesidad de sustentarte y la posibilidad de poder ser rechazad@.
Eres valiente cuando expresas, después de una encarnecida lucha interna, lo que puede provocar un conflicto fuera, pero a ti te hace más libre.
Eres valiente trayendo un hij@ a este mundo sin instrucciones, exponiéndote a equivocarte, a tener que improvisar mucho, casi todo.
Eres valiente cada vez que empiezas de nuevo y sueltas.
Eres valiente reconociendo que no sabes y preguntas.
Eres valiente también cuando lloras tu pena, cuando la ventilas al aire y dejas que el mundo la vea.
Eres valiente cuando sabes que tienes miedo y lo confiesas y con él acuestas, avanzas.
Eres valiente al vivir en este planeta en el que sólo eres un@ entre millones de habitantes, pero estás dispuest@a marcar la diferencia, a brillar sin opacar a otros.
Eres valiente al dar las gracias a pesar de que haya tachones en tu día.
Eres valiente con números rojos, con pelos en las piernas y sin maquillaje, incluso cuando tiemblas y estás llen@ de dudas.
Hay muchas cumbres a las que has llegado, puentes traspasados, cientos de saltos dados.
Rot@ te reconstruiste, perdid@ encontraste el camino, en la oscuridad fuiste a tientas confiando en la posibilidad de hallar luz.
La próxima vez que se apodere el miedo de ti, acuérdate de todo lo que has sido capaz de hacer ya.
Sin olvidarte de que todavía no sabes lo que puedes llegar a hacer…
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