Los días grises nacen para ser coloreados.
Te recuerdan que estas hecho de luces y de sombras, que aceptes tu dualidad y la integres.
Hablan de tu desasosiego, de lo que hay dentro de tí que no quieres mirar.
Son tus emociones estancadas anunciando lluvia de lágrimas aplazadas.
Permiten que los días de colores brillen más.
Te hacen fijarte en lo que no, para que busques lo que sí.
Te dan un empujón para que sacudas tu pereza existencial y espabiles.
Te piden bajar el ritmo, parar un poco.
Agitan tu creatividad, te piden que crees.
Traen canciones hermosas que hacen bailar a tu corazón.
Te descubren que no estás solo, que hay personas a las que les importas dispuestas a prestarte sus colores.
Son una oportunidad para explorarte y encontrar.
Ten días grises, siente rabia, vergüenza, miedo…Todas las emociones.
Estás viv@, y VIVIR es un paisaje de mil tonalidades distintas y has de saber encontrar la belleza en todos.
La próxima vez que un día gris venga a verte, déjalo entrar, agradécele su visita, ahora ya sabes para qué viene…
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